Maktub es una palabra que, en árabe, significa "estaba escrito",
y quiere transmitirnos que es "el destino"
el que fija y marca ciertas conexiones con nuestra vida,
nuestra alma y el Plan Divino.

27 de noviembre de 2012

Justo cuando logré
sacarte de mi cabeza 
tú voz viene golpeando salvajemente
destruyendo mi calma. 
Dices que quieres intentar de nuevo, 
pero he intentado todo y me doy por vencido
¿Por qué quieres romper 
mi corazón de vuelta?, 
¿por qué voy a dejarte tratar... 
...cuando todo lo que hacemos es decir adiós?

9 de noviembre de 2012

Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores. 
No intentaría ser tan perfecta, me relajaría más. Sería más tonta de lo que he sido, 
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad. Correría más riesgos, haría más viajes, 
contemplaría más atardeceres, subiría cerros, nadaría más lagos y piscinas. Iría a más lugares, 
adonde nunca he ido, comería más helado y chocolate, sin que importen sus gustos. 
Tendría más problemas reales y menos imaginarios. 
Pero si pudiera volver atrás trataría de tener solamente buenos momentos. 
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos; no te pierdas en el ahora.
Se acostumbró a su mundo, 
se separó del sol. 
Se despidió del tiempo, 
para dormir mejor. 
La reina de la noche 
fue la potenciación 
y el frío del invierno 
nunca la perdonó.

6 de noviembre de 2012


Cuando todo está oscuro tomo un poco de tiempo para estar contigo, tomo un poco de tiempo para sentirlo todo antes de que desaparezca. No te dejaré ir pero aún así sigues cayendo. Ahora recuerdo cómo me salvaste de todos mis problemas. Si hay amor, lo puedo sentir. Si hay vida, la veremos... este no es momento para estar sola. No te dejaré ir. Digo estas palabras porque no hay nada más, cierra los ojos y podrás creer que hay alguna manera de salir. Ahora abre tu corazón para mí, deja que todo lo que venga fluya, no hay nada que yo no pueda afrontar. Si el cielo se te viene encima aférrate sólo a mi mano y te abrazaré. Y si sientes que la luz se está apagando y que estás demasiado débil para seguir luchando, yo estaré aquí toda la noche, siempre contigo. 

1 de noviembre de 2012

No cometeré los mismos errores que tu
no dejaré que mi corazón sufra tanto
No me desmoronaré de la forma en que tú lo hiciste;
 el golpe fue muy fuerte
He aprendido de la forma más difícil 
a no dejar que las cosas se me vayan de las manos
Debido a ti nunca me alejé tanto de la acera. 
Debido a ti aprendí a no correr riesgos 
para no salir nunca lastimada
Debido a ti me cuesta confiar, no sólo en mi, 
sino no en todo aquél que me rodea. 
Debido a ti tengo miedo. 
Pierdo mi camino, y no pasa mucho tiempo 
antes de que me lo hagas notar
No puedo llorar, porque sé que para ti aquello significa debilidad
Me siento forzada a reír, a sonreír, todos los días de mi vida. 
Mi corazón no puede romperse, 
si para comenzar ni siquiera tengo uno de verdad. 
Te vi morir, te oí llorar cada noche mientras dormías. 
Era tan joven, debiste haberlo pensado mejor antes de apoyarte en mí. 
Nunca pensaste en nadie más que no fueras tú. 
Sólo veías tu dolor. 
Y ahora lloro en mitad de la noche por la misma maldita razón. 
Debido a ti nunca me alejé tanto de la acera. 
Debido a ti aprendí a no correr riesgos para no salir nunca lastimada. 
Debido a ti hago lo imposible para olvidarlo todo. 
Debido a ti no sé como dejar a alguien entrar a mi vida
Debido a ti me avergüenzo de mi vida, porque está vacía. 
Debido a ti tengo miedo.

31 de octubre de 2012


Me llamas y caigo a tus pies, ¿quién podría pedir más?. 
Y el tiempo que estuvimos separados se clavo como cuchillos en mi corazón, 
¿quién podría pedir más?. 
Si hay una pastilla que me ayude a olvidar, 
Dios sabe que no la he encontrado todavía. 
Pero estoy muriendo por ella, Dios sabe que lo estoy intentando pero... 
Tratando de no amarte, solo me alejo de mi mismo. 
Tratar de no necesitarte, esta desgarrándome. 
No puedo ver el lado positivo desde aquí abajo, en el suelo. 
Yo sigo intentando, pero no sé para qué. 
Porque tratar de no amarte solo me hace amarte más
Y este tipo de dolor sólo el tiempo se lo lleva, 
es por eso que es más difícil que te vayas. 
Y no puedo hacer nada sin pensar en ti
por eso que es tan difícil que te vayas. 
Así que me siento aquí, divido, hablándome a mí mismo: 
"¿Fue algo que hice?, ¿había alguien más?". 
Cuando una voz detrás de mí, que luchaba por contener las lágrimas, 
se situó justo a mi lado y me susurró en el oído: 
"Esta noche me muero por decirte que al tratar de no amarte, 
solo me aleje de mi mismo. Tratando de no necesitarte, me desgarré. 
Y si nos limitamos a intentarlo, podríamos ser mucho más. 
Porque tratar de no amarte... solo me hace amarte más."

29 de octubre de 2012


Te recuerdo los miércoles y jueves; 
esa piel donde todo estaba escrito, 
los versos de Neruda y los papeles 
de amor que te dejaba entre los libros.
Nada esta escrito para siempre.

Planeando una huida por las calles de Madrid tú me preguntas, mirada dulce, si me moriría sin ti. Yo aterrado me escondo en un vaso cargado de alcohol y te respondo: "Maldita sea, no lo compruebes por favor". Y te dices fuerte e independiente, y a veces me pareces débil en mis manos como un copo de nieve que se deshace, negándose a confesarse enamorada de mí. Y sé que no podría estar sin ti, sé que no podría estar sin ti.

24 de octubre de 2012

KM 0


Tanta ciudad y tan poco por hacer,
gente que sueña su siesta y que
mira por la ventana.

Gente que miente por un trozo de calor,
que reza por que pare el ascensor,
atrapado contigo.

Que pena que no sepas repartir tu piedad. 
También que cada herida en la piel de este planeta 
es una Zona Cero que llorar
Y abres otra herida repitiendo el mismo error.
Todo es frágil: tu costumbre de amarme, mi fe, el silencio y la vida que duerme en un vagón de tren. Tu contrato fugaz, la memoria, este hilo de voz, las quimeras que surcan estrechos y este corazón que persigue tu rastro en la alfombra de la habitación. No es tan frágil el trueno del fúsil, el temor a perderme tus dulces mañanas, tanto dolor. La memoria del banco, el aroma de aceite en el mar, las fronteras de acero para hombres, humo para el capital que regula espejismos y ordena tu necesidad. Yo soy frágil como un cristal si falta usted a esta cita, mi amor, si el canto se llena de olvido, si el recuerdo se va y ya no ríe conmigo. Quizá no seamos héroes pero aún seguimos vivos y en la crisálida su voz estallará. Y no se quedará inmóvil al borde del camino y hará futuro su fuerte fragilidad. Es tan frágil el abrazo del mundo y su paz, la promesa desde la tribuna y su empeño por perdurar. Soberbio y resistente es el grito del miedo anunciando el final y la noche que escupen al cielo tantas chimeneas, los disparos de nieve, el rugido de las bayonetas.


Quizá no sea tan frágil 
tu costumbre de amarme, 
mi fe, tu voz y tu memoria. 
¿Sabes?, quizá me equivoqué. 
Quizá no sea indestructible 
el trueno del fusil, tanto dolor, 
la burbuja que encierra este grito 
y este temor a saberme perdido, 
a perderte y perder la razón.
Lo amaban, ni más ni menos, y se sacaba cada mañana las espinas del sueño. Juraba y maldecía y se enredaba en la alambrada de la mansa rutina. Vivía como tú o como yo. Los viernes por la noche iba a buscar a su amor. Fumaba tranquilo, planeaba la semana y ella le arrancaba el cigarro y lo besaba.  Y un día lo mordió el virus el miedo. Entendió que las mujeres nunca tienen dueño. Y temió que ella marchase, que se agotase el manantial sin un por quéVenció el miedo y faltó a la última cita, no descolgó el teléfono que aullaba en la mesilla. Y el temor a la derrota lo agarrotó como un calambre, sin un por qué. Duro, intenso y precario... Se enfrentaba cada día al oleaje en el trabajo. Y una mañana la cobardía lo paralizó en la puerta y no entró a la oficina. Volvía a despertar y empezaba el periódico como tantos, por detrás. Vio y sintió la noche del planeta y su desastre, tuvo miedo y decidió no salir a la calle. Y ahí lo tienes encerrado en casa, temblando como un niño, sellando las ventanas, para no ver, ni escuchar, sentir, notar la vida estallando fuera. Por miedo a sentir miedo fue a la cama, como una oruga se escondió y envuelto entre las mantas se durmió, hizo humo el sueño y se olvidó del mundo por miedo a despertar. Aún sigue dormido. Pasaron los inviernos y aún sigue escondido, esperando que tu abrazo le inocule la vacuna y elimine el virus del miedo y su locura.

Hago balance y repaso viejas fotos. Ya no soy aquel muchacho con relámpagos en los ojos. Conservo miedos por los que aún debo cantar. Aún siento el vértigo helado al echar la vista atrás. Aún me emocionan viejas luchas, el “No pasarán”. Me duele América. Amo viajar.  Sueño y milito en tu risa, en la amistad. Leo tebeos. Odio madrugar. Aún creo en la utopía y no soy el mejor hombre. Reconozco que me cansa dar siempre explicaciones. Quiero que sepas que, aunque arrastro mis fracasos, si quieres contar conmigo, aún guardo fuego en mis manos. He aprendido a hacer maletas y a comer solo. A reparar espejos rotos. Sé del tesoro de las cosas más pequeñas, no siempre sé lo que tiene urgencia.



Hago balance. 
Queda todo por hacer. 
Si tú quieres te acompaño. 
No soy más que lo ves.

...yo sé que un día todo será diferente, feliz simplemente, porque estarás tú, 
porque estarán todas las noches de marzo que yo te he robado frente a tu portal, 
todas las nuevas promesas que escriben la senda a Nunca Jamás, 
todos los sueños y el tacto leve de tus manos buscando en mi ropa, 
todos los demonios buenos, todos los deseos naciendo en tu boca.
Salgo a la calle después de comprar viejos discos
que me recuerden, como no, a ti.
La distancia y el amor tienen esa costumbre
de mezclar el placer con las ganas de sufrir.

Salgo a la calle y enciendo un cigarro
-no pude dejarlo, ya sabes-
pensando que tal vez el humo se ha de llevar
mis plegarias hasta ti
.


Ya ves que la vida tiene el mal gusto 
de seguir su curso sin contar conmigo
Todo parece un decorado triste y obsceno 
porque no estás tú. 
Ya ves que el mundo no tiene la delicadeza 
de pedir perdón por echarnos a un lado 
de malas maneras para seguir su camino. 
Todo parece un teatro mal interpretado, 
amarillo, cuarteado, 
porque no estás tú, 
porque no están todas las noches de marzo 
que yo te he robado nadando en tu ropa, 
todos lo demonios buenos, 
todos los deseos naciendo en tu boca.

La vida era un simulacro de lo real hasta que el viento trajo tu voz a mi habitación. Inesperada como tormenta en tiempo estival, como el olor a tierra mojada, llegó tu voz. Entró un susurro por la ventana que estaba abierta de par en par. Eran días calurosos, tú gemías, yo tan solo. Tu suspiro traspasaba la pared. Quedé inmóvil, hechizado, creí haberme enamorado. No te vi yo, sólo te escuché. Tu susurro atronador inundó mi casa y me olvidé de todo, yo sólo te escuchaba. Me diste la vuelta a la cabeza como a un calcetín. Petrificado, te imaginé. Tu voz febril recorrió todos los muebles de la cocina, hizo temblar la ropa tendida, y sobre mi frente se fue a posar. Aquel rumor sonaba a viejo abracadabra y removió las pelusas bajo la cama. Abrió mis libros, los cajones, mi corazón. Mientras ella amaba todo se paró. Y en la calle volaron todas las palomas, se desvanecieron las sombras, se detuvo toda la ciudad. Así pasaron lentos los días de aquel verano. Pasaba el tiempo esperando volver a oír tu voz. No salía de casa por si llegaba tu canto. Y entre gemidos cristalizó nuestra relación. Imaginaba como serías mientras yo te escuchaba temblar. Sólo sé que yo te amaba, que tus jadeos me hablaban. Te convertiste en mi obsesión. No importaba aquel que hiciera estremecer tus caderas, yo sabía que yo era tu amor. Y de repente sin previo aviso no vino más a visitarme de cuando en cuando aquella voz. Perdido y solo ahora que haré yo sin mi solaz en esta celda sin ave que me cante al albor. Pasaron los días y mi ventana abierta sigue de par en par. Llueva, nieve o truene yo te esperaré siempre. Sé que tus susurros han de regresar. A veces afino, en el silencio, mis oídos y creo escucharte 
sobre el murmullo de la ciudad.
Le asalta la duda de estar viva 
y recuerda alguna huida cuando aún no sabía mentir. 
- "Amor, ¿por qué lloras?, ¿qué es lo que te pasa?"
- "Será que soy feliz".

Todos los días lo encontraba en el mismo autobús, el mismo viaje. Le oía platicar y nos hablaba de las calles de Boedo en Buenos Aires. Tardes de truco y los amigos, los pibes, la vieja y esas noches de diciembre en el portal de cada casa. Y era todo tan suave como un roce. Su soliloquio oíamos, entre paradas, y Argentina, despacito, se colaba en la mañana fría y los viajeros sonreían escuchando sus palabras. Nos hablaba del temor y la miseria, de la crisis que ennegrece estos días y recordaba antes de que todo estallara: él tuvo planes, futuro, toda una vida. Y el autobús callaba y de repente habitábamos todos un colectivo recorriendo, cansado, Buenos Aires, por las calles de un Madrid lleno de frío. Ahora, decía, estaba bárbaro: tenía un buen laburo y ya su jefe le había prometido que muy pronto le arreglaría todos los papeles. Y muy pronto los pibes y la vieja se vendrían acá. Todo se arregla. "Cuestión de confianza", nos decía. El futuro ha de venir en primavera. Y me parece oír un dulce tango, y no sé si eres vos o si sos tú, entre el yira o tal vez la última curda, tenés el corazón mirando al sur. Cada mañana nos toca leer nuevas leyes contra el viajero que llega. Entonces pienso en él. Ruego a los dioses que guarden su camino y lo protejan. No lo hemos vuelto a ver. Hará tres meses desde el tiempo en que decía que se sentía tan bien acá en España... 
...igual que si estuviera en su Argentina.